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Acerca de los datos personales que circulan en Internet y sus consecuencias.

Se concluye en que la única posibilidad de una cierta garantía de control sería que el usuario cifrara los datos con técnicas de cifrado seguro.

26 de abril de 2017

En una columna publicada recientemente, la periodista española Yolanda Rodríguez, cita a Mónica Vilasau, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), quien señala que son pocas las personas que leen las condiciones de uso que imponen las redes sociales para poder tener acceso al servicio, por ser textos largos y pesados o porque utilizamos dispositivos que no permiten su lectura fácil.

La autora explica que las redes hacen que de forma consciente o menos consciente vayamos proporcionando datos personales como lo que nos interesa o dónde nos encontramos.

La experta enfatiza que una cosa es que saquemos una foto y como autor tengamos derecho a subirla, pero otra cosa es que esto no implica que la persona que aparece en la foto haya consentido que la publiquemos en la red. Es decir, continúa, lo que hacemos es una cesión implícita, una especie de licencias en perjuicio de que los derechos morales, la propiedad intelectual, sigan siendo del autor.
Enseguida se agrega en la columna que con los datos personales que introducimos en una red social, una aplicación o una página web, pasa lo mismo, ya que está claro que una vez introducidos perdemos su control.

Y esto, se aduce, es preocupante entre los jóvenes porque en las redes hay demasiados datos personales, y hasta que alguien no sufre algún tipo de acoso no se cambia esta actitud.

Por lo tanto, la autora aconseja que cuando hacemos uso de las redes  debemos ser conscientes de que es como conducir un vehículo, no estamos solos. No debemos causarnos daño a nosotros mismos, ni a los demás, y asimismo tener en cuenta la posibilidad de accesos a la información no consentidos, por ataques informáticos, por ejemplo.

Asimismo, tener cuidado con las “etiquetas”, ya que la red te permite conseguir todas las imágenes relacionadas con esa persona.

Y es que cada vez que alguien retuitea, comenta o comparte una entrada, realiza un acto de explotación y, por lo tanto, si Facebook no tuviera nuestra autorización, no se podrían hacer esas acciones y el sistema no funcionaría como red social.
En la actualidad se está a la espera de que Facebook, Twitter y Google+, cambien precisamente las condiciones de uso porque no se ajustan a la normativa europea de protección de consumidores.

De ese modo, la autora concluye insistiendo en que la única posibilidad de una cierta garantía de control sería que el usuario cifrara los datos con técnicas de cifrado seguro, pero va contra el propio principio de las redes, que es el de compartir y dar a conocer su propia vida.

 

 

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