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Opinión.

Acerca de los nuevos paradigmas para la administración de justicia en una sociedad cambiante.

Un estudio orientado a definir cómo los cambios en la sociedad influyen en la administración de justicia.

13 de septiembre de 2018

Recientemente, los abogados argentinos, Enrique De Rosa y Amparo Casabellas, publicaron un estudio orientado a definir cómo los cambios en la sociedad influyen en la administración de justicia.

En primer lugar, señalan que las sociedades están en constante cambio y, en las últimas décadas, esa modificación se ha acelerado vertiginosamente. Estas transformaciones sociales generaran nuevas modalidades en las relaciones humanas, las cuales, finalmente, terminaron siendo llevadas al plano judicial como instauradoras de normas. Por otra parte, expresan, la información y el modo en que la recibimos generan relatos e imágenes de la realidad (conceptos que se pueden llamar paradigmas) sobre los cuales apoyamos nuestras decisiones. Esta información ha sido, en las carreras tradicionales, la capacitación, la experiencia y la puesta en práctica de esos conocimientos. Así, la demanda de la sociedad hacia un denominador tan amplio como indeterminado, como lo es “la justicia”, ha crecido de manera notable, sobre todo por el impacto de las diferentes tecnologías que permiten un acceso a la información totalmente nuevo y que genera la ilusión de conocimiento. Eso denominación, “la justicia”, excluye las características reales del poder judicial de responder a la misma y, en particular, a quienes lo integran por la propia y evidente razón de ser seres humanos y no entidad o valores indeterminados.

En consecuencia, aduce el texto que el individuo de estar al tanto de un fallo y que el mismo no satisfaga sus deseos o fantasías o concepciones de lo justo, lo bueno, lo ético, y demás términos asociados a la idea de aquella que considera como correcto, sentirá que no se ha hecho justicia o que no hay justicia o, peor aún, que la justicia no cumple su rol. Y en este instante, es cuando el Magistrado, en su individualidad como personas, es puesto en cuestión. Así, el Magistrado, ya no es visto como un individuo de la sociedad en un cargo, sino como otro ajeno a la misma y en el cual se depositan una serie de expectativas, demandas y particularmente frustraciones. En este contexto, agregan, la dificultad para el magistrado en la administración de justicia es significativa, puesto que se encuentra en cada una de sus decisiones, literalmente, frente a un escenario de teatro, cual es la realidad de nuestra sociedad actual, en el cual habitan el caos, lo inesperado, sus personajes y el drama.

Finalmente, los abogados concluyen señalando que lo que esencialmente se le pide a la administración de justicia es una decisión, es decir, la posibilidad de reinstalar una norma que se ha perdido y esto implica primordialmente una determinación. Para lo anterior, proponen elaborar una forma un sistema mediante el cual debe realizarse la toma de decisiones y determinar los elementos que confluyen en esa decisión. Así, sostiene que su propuesta es de dos caminos, el primero la capacitación, y el segundo, la evaluación de esa capacitación. De esta forma, la adaptación de todos los funcionarios sea constante y permita así guardar el nexo ineludible de ser parte de esa sociedad y restablecer, desde el lugar de parte y no de ajeno, el orden jurídico, que es lo que la sociedad hoy demanda a la magistratura.

 

 

Vea texto íntegro de la publicación.

 

 

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