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Escriben: «Arlequina. Pasión, violencia y crímenes».

La autora sostiene que los modelos culturales afirman repetidamente que la profundidad del amor puede ser medida por el sufrimiento que él provoca, y que quien efectivamente sufre, ama de verdad.

28 de junio de 2019

Recientemente, Jaiza Sammara de Araujo Alves, profesora de Derecho brasilera, publicó un análisis sobre el personaje Harleen Quinzel o Arlequina y su grado de pasión por el Joker, situación que la lleva a la inmersión en la violencia, principalmente como víctima del ser amado.

En el texto se expone que Harleen Frances Quinzel o Arlequina fue un personaje creado en 1992 para ser una especie de compañera del Joker en sólo un episodio de la serie animada Batman. No obstante, su suceso la hizo permanecer hasta la actualidad, de manera que ya se prevé una película contando la “historia de amor” entre ambos. Analizando su historia, es perceptible que desde temprano fue expuesta a situaciones que llevaron a la violencia, en su propia casa o en la escuela, de manera que acabó naturalizando la agresión de la cual era víctima. Hija de padres desestructurados, sufrió bullying en la escuela. Con baja autoestima, nunca estaba satisfecha con lo que su profesión le proporcionaba, siempre buscando nuevos desafíos.

Prosigue expresando que en el asilo, el Joker se acercó de ella, percibiendo su punto flaco, su curiosidad hacia él. Rápidamente hizo que ella se enamorase, para que le ayudase a huir del asilo y a tramar contra Batman. El Joker fue para ella todo el tiempo una especie de desafío, puesto que, inconscientemente, Arlequina buscaba controlarlo, intentando ayudarlo en sus batallas contra Batman. Arlequina niega siempre que el Joker no la ame.

Señala el documento enseguida que la violencia que él ejerce sobre ella es culpa de Batman y suya propia, pues no consigue comprender a su “amado”. Es, pues, un personaje inmerso en el contexto de violencia desde su creación, con la degradación de lo femenino a partir del momento en que la pasión la lleva a dejar de ser la Dra. Harleen, psiquiatra, para convertirse en una mera caricatura, una simple seguidora de un delincuente. Además, el propio público naturaliza la violencia de su compañero, quizás sin percibir que las agresiones físicas y psicológicas no constituyen una broma.

Enseguida manifiesta que en ese contexto de enamoramiento Arlequina permite la violencia sobre ella y que, como manera de agradar al ser amado, ingresa en el mundo del crimen. Esta situación es corriente en las prisiones femeninas del mundo y refleja la estructura patriarcal que persiste: la mujer debe ser cómplice de su hombre. Él manda y ella no tiene derecho a negarse, solamente puede obedecer.

Finalmente, reflexiona que Arlequina es el reflejo de muchas mujeres que, llevadas por el enamoramiento, aceptan ser víctimas directas de la violencia cometida por sus “compañeros”, reflejando que la pasión puede llevar a la continuación de la sumisión femenina a lo masculino, tornando a la mujer enamorada una persona desprovista de libertad, encarcelada aunque está fuera de una prisión.

 

 

Vea texto íntegro de la publicación.

 

 

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* Escriben: "El femicidio y la cuestión de género. Aspectos sociológicos, históricos e institucionales"…

 

 

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