El Tribunal de Apelación de Ámsterdam, resolvió que Stefan Ruitenbeek, cineasta holandés, debe exhibirle al escritor francés, Michel Houellebecq, la película pornográfica que protagoniza antes de ser estrenada.
El caso tiene su origen luego que el escritor firmara un acuerdo con el cineasta para formar parte de una película pornográfica, para lo cual durante noviembre y diciembre de 2022 se tomaron imágenes en las que aparecía el escritor teniendo relaciones sexuales con mujeres más jóvenes que él, entre ellas una creadora de contenido Only Fans.
Durante la película, si bien aparecía con una máscara a la hora de involucrase sexualmente con las mujeres, en otras aparecía su cara, motivo por el cual, el escritor solicitó que no se estrenara la película y que se eliminara el tráiler publicado en enero de 2023, por cuanto estima que se va dañar su reputación al mostrarse como una “estrella de porno”, cuya sensación también fue con ocasión de una entrevista que dio el cineasta en la revista VICE, en la que manifestó – entre otras- que “la esposa del escritor estaba muy contenta, ya que lo hace feliz acostarse con muchas mujeres, pero cada vez le resulta más difícil conseguirlo, porque no le gusta pagar por prostitutas (…); es muy bueno en la cama, folla como loco. No esperaba eso en verdad, pues pensaban que iba durar tres minutos, pero duró horas (…)”.
El Tribunal de primera instancia desestimó la demanda, por considerar que “(…) de acuerdo con la cláusula 1.3 del contrato las caras de los protagonistas de la película nunca aparecerían juntas en la misma toma con imágenes del pene y la vagina. En las tomas que muestren sus rostros identificables, los genitales antes mencionados no serán visibles en absoluto. Cualquier metraje que represente los actos de caricias, abrazos, intimidad física y besos puede contener rostros y diálogos reconocibles, tal como aparecen en películas de Hollywood y de autor.”
De ahí que, “(…) si bien el acuerdo está lejos de ser equilibrado, el demandante no puede desconocer lo celebrado, pues resulta incomprensible que no supiera lo que firmaba, independientemente de que manifieste haber estado bajo los estados del alcohol a la hora de suscribir el acto o que sufriera una depresión severa, puesto que no acompañó ningún certificado médico que lo acreditara. Además, la película dejaría al espectador preguntándose si Houellebecq realmente participó en las escenas de sexo, o si era un doble actuando por él”.
En mérito de ello, el escritor impugnó la sentencia y el Tribunal de Apelación de Ámsterdam resolvió que, “(…) sin perjuicio de la responsabilidad que tiene el demandante de su propia conducta, incluida las acciones publicitarias después de la entrevista de VICE con la que contribuyó a la atención pública para el metraje, tiene un interés suficientemente apremiante, por cuanto, el uso de las imágenes y su publicación pueden causar un daño grave a su reputación. Es decir, frente a la libertad de expresión que ampara al demandado (artículo 10 de la CEDH), prevalece la cláusula contractual 1.3”.
Lo anterior, ya que “(…) con ocasión de los comentarios que hizo el demandado en una entrevista, existe una seria posibilidad de que no cumpla debidamente los acuerdos y una vez publicada en internet, el daño no podrá ser revertido.”
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En base a esas consideraciones, el Tribunal revocó la sentencia de primera instancia y ordenó al cineasta a mostrarle la película al escritor, y si tiene objeciones y el demandado no quiere ajustar la película, puede volver acudir a los tribunales.
Vea sentencia Tribunal de Apelación de Ámsterdam Rol N°1062-2023.