Cartas al Director

Falacias Constitucionales.

Matías Eduardo Vidaurre Vilo

12 de agosto de 2022


Llamativo resulta el nivel de algunos “argumentos” esgrimidos por la opción Rechazo a propósito de la franja electoral del venidero Plebiscito Constitucional. Frases del tipo «Se escribió con el sentimiento equivocado», «Le falta amor», «No nos une», «No nos representa a todos», «No solucionará la violencia» y «No hará magia», entre muchas otras intervenciones.

Dichas aseveraciones son, en estricto rigor, injustas y desproporcionadas. Injustas porque le atribuyen características y funciones a un cuerpo normativo que por esencia no tiene tales fines. Sería equivalente a juzgar a un pez por su habilidad de trepar árboles, como bien apuntó Einstein. Un Constitución, aun siendo la Ley Suprema, no tiene por qué escribirse con amor, ni las leyes en general. Es un despropósito y un sinsentido el fundar la validez o legitimidad de una norma basado en el amor con que ella se redactó.

Razonando bajo esa misma lógica, deberíamos afirmar que la actual Carta Fundamental también debería ser revisada en atención a su escasa presencia de amor a lo largo de su articulado. Quienes así piensan parecen no reparar en ello. Una Constitución, y las leyes en general, no tienen por qué unir a sus destinatarios ni mucho menos tienen que lograr el imposible de representar a todas y todos. Reflexionar en esa línea implicaría admitir que la unanimidad de un país debería estar concertada respecto de un texto final, para así conseguir el anhelado sueño utópico de “unir a todas y todos”. Como se supondrá, aquello es imposible.

Decir que la Constitución no solucionará la violencia es en efecto acertado, pero esto en razón a que la Constitución no tiene ni puede solucionar un conflicto de hecho, tan histórico y pluridireccional como es el fenómeno de la delincuencia. ¿Podemos afirmar entonces, abrigados bajo tal argumento, que no tenemos violencia dado lo “perfecto” que resulta el vigente Código Político? Pensar de ese modo no es coherente ni sensato.

Decir también que la Constitución no solucionará todos los problemas al día siguiente de su entrada en vigencia, es también correcto, pero nuevamente, es falaz el asignarle características que no tiene ni tendrá, y en base a dicha desproporción el argumentar en su contra.

Quienes optan válidamente por la opción del Rechazo parecen ignorar que al momento de argumentar en contra de la nueva Carta Fundamental, están — tal vez de forma inconsciente—deslegitimando e invalidando a su actual Constitución, bajo su lógica de que la ley suprema “ha de escribirse con amor, representar a la totalidad de la comunidad, eliminar la delincuencia” cuestión que a todas luces, no son reales ni posibles aun en presencia de la actual legislación constitucional. El proyecto de nueva Constitución es el pez, pero quieren que trepe árboles. No lo critican por lo que es, lo critican por lo que quieren que sea. No lo critican por lo que puede hacer, lo critican por lo que quieren que haga.

 

Matías Eduardo Vidaurre Vilo.

Estudiante de Derecho, UCSH.

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