Las dos únicas acusaciones que siguen en pie son la de infracción directa de derechos de autor y la acusación de prácticas comerciales desleales por parte de OpenAI. La jueza señaló que si las alegaciones de los demandantes sobre el uso de obras protegidas por derechos de autor con fines de lucro comercial por parte de OpenAI fueran ciertas, esto podría constituir una práctica desleal.
Elen Irazábal abogada y especialista en Legaltech e Inteligencia Artificial, y Santiago Mediano, experto en Propiedad Intelectual, explican algunas claves de este campo aplicadas al sector legal.
Según el estudio, es probable que los efectos potenciales de la IA Generativa difieran significativamente entre hombres y mujeres, ya que más del doble del empleo femenino podría verse afectado por la automatización. Esto se debe a la sobrerrepresentación de las mujeres en el trabajo administrativo, especialmente en los países de renta alta y media.
¿Es incompatible reflexionar acerca de la inteligencia artificial y la ética profesional en dicho contexto?
En el ámbito de la Unión Europea se está trabajando con la finalidad de establecer un marco jurídico para regular la IA y poder determinar quien es el responsable ante un daño causado en un contexto en el que se utilice IA. Así, en este momento se encuentran en tramitación tres disposiciones con relación a esta materia.
Lo dicho es una invención completa y no se parece a la denuncia real consultada e incluso confiere datos erróneos, pues ninguna de las declaraciones de ChatGPT está en la denuncia real. OAI es consciente de que ChatGPT a veces inventa hechos y se refiere a este fenómeno como una «alucinación». Además de ser falsas y maliciosas, están expresadas en forma que tienden a dañar la reputación de Walter y lo exponen al odio, el desprecio y el ridículo público.
Esta interfaz generadora, tal como se ha apuntado, no elabora únicamente estructuras gramaticales susceptibles de asemejarse al lenguaje humano en el hilo de una conversación, sino que, al no distinguir las intenciones espurias del usuario, también elabora, previa solicitud, textos creíbles para perpetrar engaños a través de la técnica phishing o códigos malware con los que ataca los sistemas de otros beneficiarios de Internet.
En China se reportó el primer caso de detención por la utilización de la inteligencia artificial para la difusión de noticias falsas o “deepfakes”. Por este hecho, el detenido podría arriesgar una pena de cárcel que ascendería a cinco años.
