El demandante sólo indicó que su vecino ocupa una extensión triangular de 7,5 metros cuadraos en el límite sur de su terreno, pero no aportó mayores detalles de los deslindes de la porción reclamada, lo que impide dar lugar a la reivindicación pretendida.
El máximo Tribunal consideró que carece de fundamentación el fallo que rechazó la acción, por lo que confirmó la sentencia que acogió la demanda reivindicatoria.
El máximo Tribunal descartó error en la valoración de la prueba realizada por el tribunal de base.
El demandante no pudo acreditar su dominio respecto del inmueble que pretendía reivindicar, acusando una errada valoración de las pruebas. Para el máximo Tribunal, tal reclamo se condice con una disconformidad con el resultado del juicio, y no con errores de derecho que persigue el recurso de nulidad sustancial.
El recurrente acusó que el fallo que hizo lugar a la acción reivindicatoria y lo obligó a restituir una hectárea otorgó mayor valor probatorio que el que le correspondía a un informe privado, lo que fue considerado por el máximo Tribunal como un intento de modificar los hechos asentados en el juicio.
El máximo Tribunal desestimó la procedencia del arbitrio anulatorio por estar mal formulado.
El máximo Tribunal estableció error de derecho en la sentencia recurrida, dictada por la Corte de Apelaciones de Antofagasta, al rechazar la acción.
El máximo Tribunal descartó infracción en la valoración de la prueba en la sentencia impugnada, dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, al confirmar la del grado que no hizo lugar a la demanda.
El recurrente no pudo acreditar que con anterioridad a la notificación de la demanda el demandado poseía de mala fe una franja de terreno propiedad del actor, por ende, pese a conseguir la reivindicación del retazo reclamado no le fueron concedidos los frutos solicitados.
Recurrente intentó añadir nuevos hechos en el recurso al desconocer los asentados en la causa, y de esta forma obtener la reivindicación de un predio que reclama como propio.
