«En Roma hubo algunas mujeres abogadas», por Gonzalo Pérez Ponferrada.
Fue Valerio Máximo, retórico del siglo I, bajo el imperio de Tibrio, quien lo reflejó en la obra «Los nueve libros de los ejemplos», la primera mujer que ejerció la profesión de advocatis se llamó Amesia Sentia, en año 77 antes de nuestra era, y lo hizo en una sola ocasión: para defenderse a sí misma.